domingo, junio 20, 2004

JUNIO DIECIOCHO
Dos Mil Cuatro


   Es algo de casi todos los días, estoy en una desagradable montaña rusa de emociones y no parece que va a frenar pronto. Me quejo no por el simple hecho, lo hago porque, realmente, me siento mal y, mientras tanto, en esta obscuridad dependiente de la electricidad, lo único que escucho es el caminar del tiempo.

   Aburrido y desamparado, hoy es viernes y hay algo que hace mas noche, pero la pesadéz del aire que respiro, el plomo imaginario en mis pulmones, me pega al suelo, o cualquier superficie mas plana y mas cercana. No me encuentro mal, pero siempre me podría sentir mejor, podría hasta encontrarme en un mejor lugar.

   Pasan las horas, le siguen los días y las semanas, los meses pasan y los años... bueno, una vez al año. No hay mucha diferencia entre el anterior, el que está en curso y el que, probablemente, nunca llegue, son tan parecidos todos que dejaron de nombrarlos. Pasan para vernos nacer y luego morir, ¿Qué sería del tiempo cuando dejemos de existir? ¿Qué sera del tiempo sin su mejor pasa-tiempo?.

   Me canso, sin duda que así despierto. Si la vida tiene alguna característica particular es que es "INCAMBIABLE" (si es que tal palabra existe) en nada y por nada.

   Dicen que nuestro propósito aquí es nacer, crecer, reproducir y morir, lo que hacemos entre todo eso es lo que hace de esta existencia algo interesante, ¿Cuando comenzaré, entonces, a vivir?. Tampoco estoy dispuesto a morir, pero, a veces, me da flojera vivir; toda esta monotonía, toda esta rutina, ¿Algún día terminará?.

   Hay que vivir para saber morir, volar para saber caer, amar para saber mentir, esta vida es una ironía, me encanta, siempre le da uno algo en que pensar...