Cuando llega algún cambio, todo parece
dejar su lugar, tal como la delgada línea
de una memoria desgastada, nada se va
sin antes dejar algo atrás.
Y ahora sobre todo está esta eterna queja
de un malestar, tan parecido a la crueldad
de esta enorme ciudad, que tiene para todos
y aún así nos da más.
Pero aún así este hombre delgado sigue aquí,
adquiriendo frialdad y a ella este desprecio, pero aún
así paso a travez de todo y llego al desierto,
para encontrarme de nuevo.
Y aún aquí espero un cambio, repentino e inesperado,
tal como el que podría brindar algún extraño cataclismo,
nada increible, solo algo que cambie el ritmo.
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