Ahora que salgo de casa no hay nada especial, el mismo
tráfico, la misma gente, la misma espera.
Te veo llegar adormilada por el calor,
tratando de evitar tus nervios sobre tu presentación.
Entonces me siento sonreír, me saludabas con un beso,
"Justo estaba hablando de tí." Con la compañía de un conocído,
contándole de nuestro propio acontecimiento.
Ahora que salgo a casa, nada especial, el mismo
calor, el mismo deseo del mismo desierto.
Te veo llegar de un nuevo día, de poco dormír y con
algo de flojera, dudando entrar por cada puerta.
Entonces, me siento sonreír.
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