Pierdes mi timidéz, me retas y me interesa
lo que propones.

"El tiempo es relatívo", comentario al aire igual
tan serio, el "quizá" y el "podría ser" que me
propusiste cambia de prespectíva mi mundo
y te pone en el centro, del círculo vicioso, de
la rutína de mí regreso.

Preguntas ni siqueira capciosas, lo admíto
que me sonroja, tan perdído estaba con lo
que quería, de nuevo lo encuentro en casa.

Beso de despedída, incómodo si no lo
hubieras dado, mal agradecído si no lo
hubiera buscado de nuevo.

Me abres la mente, me haces pensar,
haces fácil platicar de lo que en todo
esto me apasiona.

Me abres los ojos, "no por que sean verdes",
si no por una aparente confianza que propagan.

Y entonces te dejo en casa sin saber si alguien
ahí te espera, me muestras tu recámara que si
otro día me quedaría lo conociera.

Me abres la imaginación, me inspiras otro verso
antes de que me lleve el soñador.

Me abres la cabeza, con tapa y sin fondo,
creeme que el nombre que encuentras ahí
es el tuyo.