Ahora me desvelé contígo, las horas caminaban
por si solas, se dormían mientras yo permanecía
despierto.
Los dedos en movimiento con la mirada fija a tu
imagen congelada, en nuetra conversación lejana
es lo mejor que me queda.
Con los deseos de regresar, mi peso me hace
permanecer, ayudando a encontrar algún futuro ajeno,
yo me paro y descanso.
Los labios se enredan entre los sabores de tu lengua y
garganta, todo en nuetra muy particular pasión de
volar con alas negras.
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