sábado, mayo 03, 2003

Ahora me desvelé contígo, las horas caminaban
por si solas, se dormían mientras yo permanecía
despierto.

Los dedos en movimiento con la mirada fija a tu
imagen congelada, en nuetra conversación lejana
es lo mejor que me queda.

Con los deseos de regresar, mi peso me hace
permanecer, ayudando a encontrar algún futuro ajeno,
yo me paro y descanso.

Los labios se enredan entre los sabores de tu lengua y
garganta, todo en nuetra muy particular pasión de
volar con alas negras.