sábado, mayo 03, 2003

Ahora me desvelé contígo, las horas caminaban
por si solas, se dormían mientras yo permanecía
despierto.

Los dedos en movimiento con la mirada fija a tu
imagen congelada, en nuetra conversación lejana
es lo mejor que me queda.

Con los deseos de regresar, mi peso me hace
permanecer, ayudando a encontrar algún futuro ajeno,
yo me paro y descanso.

Los labios se enredan entre los sabores de tu lengua y
garganta, todo en nuetra muy particular pasión de
volar con alas negras.

"Nunca me perdiste y nunca me perderás..."

Llorabas y yo me llevaba todas tus lágrimas,
gritabas y yo peleaba contra tus voces,
sostuve tus manos hasta comenzar a caminar,
pero aún así no me das nada a mí.

Luché con tus demonios que solamente tú veías,
voces, rasguños y viejos espíritus que te atormentaban
a tu discreción y no te dejaban dormir.

Llorabas y yo me llevaba las lágrimas,
gritabas y yo luchaba contra tus demonios,
sostuve tus pies para que no tengas que caminar,
aún así no encontré mucho para mí.

Dormías con los ojos abiertos por temor
a que alguien se te acercara, cuando eran tus mismos
ojos cafés los que te engañaban.

… solo estábamos tu y yo ahí…

Ahora si lloras ignoro todas tus secas lágrimas,
si gritas dejo que hagas eco y te escuches tu misma,
sostendré solo mi cuerpo cansado de tanto resolver tu mundo
y de ignorar el mío.

viernes, mayo 02, 2003

La mañana cambia de color,
mientras la gente va y viene ni cuenta se dan
si apenas me voy o ya regreso.

Mientras tu duermes segura yo espero una hora adecuada,
de poderme hacer saber que ya te espero y me arranco un brazo
porque me desespero.

Pero camino, no me queda de otra,
camino porque se me entume el cuerpo
y debo estar listo para cuando llegues.

Y te abrazo y te beso,
te desnudo en mi imaginación
y te hago el amor haciéndonos llegar al cielo.

Así es que no permanezcas mucho en un solo lugar,
viaja conmigo y di que te retiras sola,
para que no sospechen del encuentro anunciado,
aquel que habíamos planeado en otros tiempos.

Y no te sonrojes al decir que me amas,
que no me quedará otra cosa que hacer que besarte los labios
y escucharlo de nuevo.

No te canses de decirlo.